LA SEMANA LABORAL DE 4 DÍAS

La jornada laboral de 4 días se está convirtiendo en uno de los temas más comentados en el panorama laboral actual en España. Lo que hace unos años parecía una idea experimental en nuestro país y que estaba limitada a los países nórdicos, hoy está sobre la mesa del Gobierno español, que en el mes de mayo de 2025 aprobó un proyecto de ley para reducir, de manera progresiva, la jornada de 40 a 37,5 horas semanales sin reducción salarial. Los objetivos de estas medidas son mejorar la conciliación personal y familiar, reducir el absentismo laboral y avanzar hacia un modelo laboral más sostenible.

Las experiencias en otros países respaldan esta medida. En países como Islandia, los resultados demostraron que una menor carga horaria no implica menor rendimiento. Más bien al contrario, la productividad se mantuvo o aumentó y los niveles de estrés de los trabajadores se redujeron. En Reino Unido, más del 90 % de las empresas que participaron en un experimento similar decidieron continuar con este nuevo modelo tras constatar mejoras en la satisfacción de los trabajadores y en el propio rendimiento de los mismos.

En España, la medida genera entusiasmo e incertidumbre a partes iguales. Entre los principales beneficios, como hemos comentado en el párrafo anterior, destaca el aumento del bienestar de los empleados, al tener más tiempo para descansar y cuidar su salud mental. También se observa una mejora en el rendimiento general, ya que trabajar menos días obliga a los trabajadores a optimizar mejor las tareas del puesto. Además, desde Talenttium vemos una cosa clara: las empresas que ofrecen más flexibilidad y tiempo libre están ganando ventaja en la atracción y fidelización del talento, sobre todo entre perfiles jóvenes y cualificados.

Sin embargo, no todo es tan sencillo. Uno de los grandes desafíos es el impacto económico que este cambio puede originar en ciertas empresas. La patronal estima que esta medida podría costar a la economía española cerca de 48.000 millones de euros, con una incidencia especial en sectores como la hostelería, el comercio o el sector agrario. Para muchas pymes, asumir la misma carga de trabajo en menos tiempo sin un apoyo adicional puede ser complicado.

Otro riesgo que hay que tener en cuenta es aplicar esta medida sin cambiar la organización interna de la empresa previamente. Comprimir cinco días en cuatro sin pensar en los flujos de trabajo, los objetivos o las herramientas de la empresa puede provocar el efecto contrario al que esperábamos: jornadas más intensas, mayor presión y, en definitiva, más estrés. Implementar este modelo requiere una transformación cultural profunda, basada en la confianza, la medición de los resultados y el uso inteligente de la tecnología.

Como conclusión, la semana laboral de 4 días no es una moda actual, es una oportunidad para avanzar hacia un entorno laboral más saludable, pero solo si se implementa con responsabilidad, con una buena planificación y adaptada a la realidad de cada empresa.

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