La semana pasada estuvimos en el Campus de La Yutera de Palencia dando una charla sobre cómo la Inteligencia Artificial (IA) está transformando el ámbito del reclutamiento. Ya no es necesario revisar miles de currículum vítae manualmente ni perder horas en entrevistas monótonas. Hoy en día, existen útiles herramientas capaces de examinar los currículum vítae en segundos, de llevar a cabo entrevistas automatizadas, o de responder a las dudas de los candidatos mientras el reclutador está en otra reunión o tomando café. Pero, ¿puede la IA hacerse cargo del 100% del proceso sin intervención de las personas? La respuesta es que no, al menos no en este momento.
Actualmente existen sistemas como los ATS (Applicant Tracking Systems) para filtrar currículum vítae a partir de palabras clave; chatbots de reclutamiento que pueden interactuar con los candidatos en tiempo real; plataformas de entrevistas automatizadas donde los solicitantes graban su vídeo de respuestas para que la IA lo analice, e incluso sistemas de onboarding inteligente que pueden facilitar la integración de nuevos empleados sin que haya un acto de bienvenida físico, no sólo ayudando con los primeros días en la empresa. Todo esto suena fantástico, ¿no?
Pero cuidado, la IA también tiene sus fallos, y uno de los principales perjuicios es que no es imparcial. Cuando se entrena con datos sesgados o discriminatorios (por género, raza, nivel socioeconómico), se arroja un resultado que puede ser precipitado e injusto. Un claro ejemplo fue el caso Amazon, que eliminó su herramienta de selección automatizada, ya que desechaba a mujeres para determinados puestos. Esto mismo puede producirse con candidatos de ciertas zonas o con perfiles menos usuales, igualmente válidos.
Entonces, ¿cuál debe ser entonces la solución a estos problemas? La clave está en revisar y mejorar los algoritmos, corregir los sesgos de los datos, y sobre todo, mantener el control humano del proceso. La IA es una buena herramienta, pero no puede tomar las decisiones sola. Un buen reclutador siempre va a aportar ese criterio que la tecnología aún no tiene.
Podemos decir que la inteligencia artificial es un gran apoyo en la selección de talento, pero no es infalible. Usarla bien significa encontrar un equilibrio: aprovechar su velocidad y precisión sin dejar de lado el factor humano que hace que la selección sea justa y efectiva.