A QUIEN MADRUGA, DIOS LE AYUDA

En un mundo que nunca duerme, encontrar momentos de calma y productividad puede parecer una tarea muy complicada. Sin embargo, la solución podría estar en una práctica tan sencilla como transformadora: despertarse temprano. En este post vamos a hablar sobre la importancia y los beneficios de madrugar y las condiciones necesarias para convertirlo en un hábito duradero.

Madrugar tiene numerosos beneficios, pero vamos a enumerar los tres principales:

  • Te ayuda a trabajar sin las distracciones habituales. Las primeras horas del día nos regalan un silencio ininterrumpido donde nadie nos molesta, un espacio libre de distracciones en el que nuestra mente puede fluir con más claridad. Son horas donde no nos llegan whatsApps ni correos electrónicos ni nada que nos haga distraernos de lo que estamos haciendo. Este momento de tranquilidad nos ayuda a ordenar nuestras ideas y a planificar todas las tareas que debemos realizar durante el día.
  • Te permite hacer esas tareas fundamentales que tienes que hacer antes de que todo el mundo se despierte. Es muy importante dedicar aquellas primeras horas del día a hacer esas tareas que nos ayudan a acercarnos a nuestros objetivos, ya sea trabajar en un proyecto laboral o redactar este post para todos vosotros.
  • La bonita sensación de que has aprovechado muy bien el día. En aquellos días en los que nos despertamos mucho más tarde sentimos que estamos perdiendo el tiempo o desperdiciando el día. Cuando llegamos a casa después de un largo día de trabajo podemos sentir que tenemos las batería de nuestras pilas bajas tras muchas horas de estar enfocado en todas nuestras tareas, pero por dentro de nosotros nos sentimos bien ya que sabemos que hemos agotado la batería de nuestras pilas en aquello que nos ayuda a conseguir nuestras metas.

Levantarse temprano no es tarea fácil, aquí os vamos a explicar tres condiciones necesarias para levantarse de la cama de la manera más efectiva:

  • Tener una buena razón para hacerlo, una motivación. Esta es la condición más importante, la que hace que te levantes rápidamente y te prepares para hacer esas tareas que tienes que hacer con una buena energía positiva. Nunca debemos subestimar una buena motivación, ya que es una fuerza que nos empuja a conseguir los objetivos que nos vamos proponiendo en la vida. Un pequeño ejemplo, cuando era pequeño no me gustaba demasiado ir al colegio y por eso me costaba más de lo normal despertarme, pero los días que tocaba excursión era el primero y me levantaba en un momento preparado para esa bonita excursión. Esa motivación que te haga levantarte por la mañana a dar el 100% en el proyecto que sea, tanto laboral como personal es la diferencia entre levantarte en cuanto suena el despertador, o estar posponiéndole 5 veces porque quieres seguir durmiendo un rato más.
  • Dormir bien, ser muy meticuloso con las horas de sueño. Cada uno tiene que saber cuantas horas de sueño necesita cada día. Por eso es importante saber a qué hora debemos estar poniéndonos el pijama para ir a dormir para así poder dormir las horas que necesitamos y poder levantarnos al día siguiente de la mejor manera posible.  Si dormimos muchas horas menos de las que necesitamos las pilas se nos van descargando mucho más rápido conforme avanza la semana y terminamos por rendir mucho menos.
  • Crear una rutina. Esta condición también es muy importante, es muy útil sobre todo para la gente que les cuesta levantarse de la cama, y esto te ayuda a que tu despertar sea más llevadero. Tener una rutina es perfecto para no tener que pensar demasiado en cuanto te levantas porque con el paso de los días se va integrando tanto en tu vida que ya, con el tiempo lo haces automáticamente o, al menos, de una manera mucho más sencilla cada mañana. Para crear una rutina no vale solamente con levantarse temprano dos días y ya está, sino que hay que hacerlo durante unas dos o tres semanas para que tu cuerpo se vaya adaptando a esta nueva rutina y aprovechar ese tiempo para hacer algo provechoso que nos motive o que nos ayude a mejorar cada día.

Adoptar el hábito de despertarse temprano puede transformar radicalmente nuestra vida, ofreciéndonos un espacio de silencio ininterrumpido para concentrarnos en nuestras metas, realizar tareas sin distracciones y sentir la satisfacción de aprovechar cada día al máximo. La clave para incorporar esta práctica en nuestra rutina diaria radica en encontrar una motivación genuina, asegurar un descanso adecuado y establecer una rutina consistente. Al hacerlo, no solo mejoramos nuestra productividad y bienestar, sino que también nos alineamos con ese antiguo dicho que asegura que, a quien madruga, Dios le ayuda.

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