Todos tenemos 24 horas al día, 1440 minutos si lo prefieres ver así, pero cada uno decide en qué invierte o aprovecha esas horas de una forma diferente.
La frase “no tengo tiempo para eso” suele denotar una falta de organización de nuestro tiempo. Cada persona debe hacerse responsable de cómo utiliza los 1440 minutos que nos regala la vida cada día. Es muy importante organizar cada día para poder afrontarlo con las mayores garantías posibles y no dejarnos nada para más adelante.
El problema es que no sabemos priorizar lo que realmente es importante en nuestra vida y nos conduce a nuestros objetivos, tanto personales como profesionales. Debemos aprender a priorizar las primeras horas de la mañana para hacer las cosas que son realmente importante para acercarnos a nuestros objetivos profesionales. Cuando tienes ciertas tareas a realizar es importantes que te hagas la pregunta, ¿realizar esta tarea me acerca directamente a mi objetivo? Si es que no, la puedo dejar para más tarde ya que las primeras tareas a realizar deben ser aquellas que nos acerquen poco a poco a cumplir nuestros objetivos.
Esto es totalmente extrapolable a los objetivos personales que podemos tener cada uno de nosotros. Es fundamental guardarnos una o dos horas al día para nosotros mismos, para pensar, ver cómo podemos mejorar o simplemente para realizar aquellas actividades de fuera del trabajo que nos gustan y nos hacen sentir mejor como ir al gimnasio, pasar un rato con la familia o simplemente tomar una caña con un amigo. Estos ratitos pueden darnos un pequeño empujón mental para acabar el resto de tareas que teníamos pendientes y que no son tan importantes para nuestros objetivos pero que tenemos que hacer de todas formas.
También es muy importante aprovechar los tiempos muertos que podemos tener al realizar ciertas tareas en nuestro trabajo, en los viajes o trayectos de trabajo, puedes utilizar estos ratitos muertos para poder aprender o mejorar ciertas habilidades que puedan resultarte útiles en el trabajo y en la vida. En estos tiempos o ratos muertos pueden aprovechar para leer un libro, escuchar un podcast o simplemente hacer esas llamadas telefónicas que no son tan importantes y deberías hacer en el trabajo.
Vosotros debéis decidir cómo invertir estas horas que nos ofrece la vida y no debéis dejar que sea nadie más quien lo organice por vosotros.